Saber aprovechar el motor de nuestra máquina nos permitira disfrutar
al máximo de ella, manteniéndola en perfecto estado de salud
El motor es el que aporta el movimiento dinámico a nuestras máquinas y esta diseñado para trabajar en una banda de revoluciones por minuto que van desde el régimen mínimo, por lo general 1.000 rpm, hasta el máximo que puede ser de 7.000rpm a 10.000rpm o inclusive regimenes mayores para las motos deportivas. Para aprovechar de la mejor manera posible el potencial que nos brinda el motor debemos mantenerlo funcionando siempre en la banda de rpm donde tenga un desempeño más óptimo y eficiente de acuerdo al tipo de propulsor que tenga nuestra moto y a las diferentes circunstancias en las que rodemos. A continuación analizaremos algunos aspectos que te ayudarán en este aspecto.
Mantenimiento: Es muy difícil aprovechar de la mejor manera un motor que no tiene un adecuado mantenimiento y por lo tanto no funciona de manera óptima. No esperes a que algo falle para llevar la moto al taller. La mejor manera de disfrutar al máximo nuestra máquina y su motor es haciendo las revisiones periódicas de mantenimiento que recomienda el fabricante y que aparecen en el manual de la moto.
Torque y Potencia: Estas son las señas de identidad de un motor (ver recuadro) y las que nos indican su carácter. Si tenemos una moto con un torque alto y que lo entrega a bajas rpm será un motor con el cual se puede rodar a ritmo tranquilo con mucha suavidad y sin hacer muchos cambios de marchas y con buena aceleración al arrancar. Por el contrario si tenemos un motor que entrega el torque y la potencia máximas a un régimen relativamente alto será una moto que por el contrario tendrá muy buena reserva de potencia y una estirada muy buena en la zona alta del tacómetro, tal como sucede en las deportivas. En teoría la zona donde mejor funciona el motor es en aquella gama de rpm comprendida entre el torque máximo y la potencia máxima pero en la practica es algo intuitivo, máxime que gran parte de nuestras motos no tienen tacómetro, y depende del conocimiento que adquiramos del motor a través de los kilómetros rodados en todo tipo de circunstancias. Por ejemplo la Suzuki GS500, que es una moto que conozco bien, entrega el torque máximo a 7.500rpm y la potencia máxima a 9.200rpm, en la practica tiene tres zonas diferentes de uso que se utilizan de acuerdo a las circunstancias. Para rodar a ritmo tranquilo en la ciudad, en terreno plano y sin afanes el motor funciona de manera óptima de 3.500 a 5.000rpm. Estas cifras aunque están por debajo del torque máximo son suficientes para que el motor produzca la potencia adecuada para mover la moto de manera óptima. Si se le exige más al motor por ejemplo en, una carretera de montaña o en adelantamientos, la zona donde funciona mejor es alrededor del torque máximo, esto es entre 6.000 y 8.000rpm. En esta zona la respuesta al acelerador es mejor y más contundente. En condiciones extremas como un adelantamiento crítico en carretera (poco espacio y tiempo para pasar), lo ideal es llevarla hasta la zona de potencia máxima, 9.000 rpm, para aprovechar todo el potencial que nos puede dar el motor. Obviamente que estamos hablando de una moto que tiene una potencia respetable, en otras motos con menos caballería talvez solo alcances a distinguir dos zonas del motor o en las más pequeñas una sola, la de ritmo tranquilo con poca velocidad y aceleración pobre. La clave está en aprender a conocer el motor y “sentirlo” para determinar cuando está funcionando bien, ni demasiado forzado, ni demasiado agotado porque ambos extremos son perjudiciales para su salud mecánica, y en ellos se gasta más combustible y se generan más residuos de carbón en su interior.
Un motor que se encuentre en perfecto estado no
tiene problemas al ser llevado a fondo, inclusive
esto ayuda a mantener limpio el interior de la
cámara de combustíón.
Acelerador, embrague y cambios: Para lograr el funcionamiento óptimo que describíamos en el punto anterior contamos con tres elementos para gobernar el motor; el acelerador, el embrague y los cambios. Si los usamos bien será mucho más fácil aprovechar el potencial del motor, si los usamos mal tendremos un comportamiento menos eficiente e inclusive a mediano o largo plazo problemas mecánicos evitables. La clave esta en la suavidad y progresividad con la que accionemos estos componentes. El acelerador no lo debemos enroscar de golpe sino de manera progresiva a medida que el motor vaya respondiendo, el embrague debe realizar todo el recorrido antes de meter el cambio y la palanca de cambios debemos tratarla con suavidad sin hacer movimientos bruscos. Esto no quiere decir que los movimientos tengan que ser lentos, pueden ser tan rápidos como queramos y conservar estos principios, obviamente que entre más rápido los hagamos la coordinación será más exigente para garantizar un funcionamiento suave y homogéneo, pudiendo exprimir todo el potencial de nuestro motor.
Otros consejos: Como casi todas las motos funcionan a altas revoluciones una operación crítica es cuando reducimos de marcha porque puede representar una sobrecarga puntual para el motor, la caja y la transmisión. Para contrarrestar esto un buen consejo es que antes de soltar el embrague después de meter el cambio inferior demos un golpe de acelerador para subir un poco las revoluciones y de esta manera lograr un acople más suave. Esto es especialmente crítico cuando se bajan marchas para aprovechar el freno – motor.
Dejar agotar el motor (bajas revoluciones en marchas altas) es una de las cosas más perjudiciales que se pueden hacer porque ocasiona esfuerzos desiguales en el conjunto pistón, biela, cigüeñal que pueden ocasionar con el tiempo serios daños mecánicos, además el uso del combustible es poco eficiente y se forman mayores residuos sin quemar en los cilindros lo que también es perjudicial.
No temas subir las rpm del motor, pues esto no es perjudicial siempre y cuando, éste se encuentre en buenas condiciones y se observen las siguientes reglas. Cuando se viaje a ritmo constante (acelerador en una misma posición) no se debe sobrepasar el 70% u 80% de las rpm donde comienza la zona roja. Por ejemplo en la GS 500 la zona roja empieza en 10.000rpm por lo que no se debe sobrepasar de 7.000rpm a velocidad constante, esto en sexta representa unos 140 km/h, velocidad más que suficiente y en muchos casos exagerada para nuestras carreteras. Esto no quiere decir que no se pueda llegar hasta la zona roja; claro que se puede pero evitando mantener el motor a fondo por mucho tiempo, sólo lo suficiente para acelerar en un sobrepaso o en alguna circunstancia parecida. Inclusive esto ayuda a quemar los residuos de carbón que se van acumulando en los cilindros.
Esperamos que estos consejos te ayuden a aprovechar mejor tu motor y recuerda, nosotros aportamos la teoría y tú la práctica para disfrutar más tu moto.
Texto: Mauricio Gallego A.