Montaña de la juventudEl espíritu de la legendaria Indian Chieff pervive en la colosal Yamaha Royal StarTexto: Sachin Rao, Fotos: Deepak Tolani, Traducción: Motorius* El gran mapa amarillento junto a la brújula del abuelo ya están guardadas a buen recaudo en el bolsillo interior de tu vieja campera de cuero y puedes sentir su duro gramaje presionándote el pecho.
A viajar, a vagar, a rodar…Al viejo cruce lo encuentras en silencio. Hace bastante tiempo que ningún vehiculo ha pasado por este camino abandonado. Ahora, sólo unos pocos insectos lo atraviesan de un lado al otro trazando patrones al azar en el cálido cielo azul.
Algo que hallar, buscarlo, descubrirlo…¿A dónde quieres ir?, el camino te pregunta. A cualquier lugar nuevo, la mente responde. Un lugar mejor, el corazón añade. Inaudibles frases nos acerca la brisa de la tarde al pasar, dejando sólo como sugerencia un trueno. Ahora tu mano derecha toma la palabra.
A moverse, a dejar todo atrás, a partir… Ahora, estás aspirando la línea amarilla hipnótica de la ruta que se va estrechando en un horizonte inyectado de sangre. Con los brazos abiertos, recopilando nuevas perspectivas. Los pies hacia adelante, en sincronía con el ritmo del propósito interno. Que es una fuerza poderosa que te lleva siempre hacia adelante.
Indian Chieff - Yamaha Royal Star
Dos de motos de una misma clase: El cuerpo físico puede cambiar, pero el alma es eterna…Cincuenta años separan sus debuts en las salas de exposiciones, un lapso reducido a sólo un par de metros de espacio físico en esta mañana.
Una de ellas es hija de América, la otra una refinada japonesa. Aisladamente son titanes. Y juntas, a pesar de sus contrastes, un símbolo del paso de las eras y la fugacidad del tiempo. Pero también del implacable cambio y la constancia de los ideales. Porque esta motocicleta crucero de hoy, responde a la llamada de la misma salvaje sed de antaño.
El gran jefe indio sobre el guardabarros de la Chieff 1947 contempla ahora los 3 diapasones de la Royal Star 1997, y casi se pude sentir el destello de magnificencias y portes entre ambos emblemas.
Indian fue uno de los más grandes iconos de la motocicleta de la primera mitad del siglo 20 y el modelo Chieff el buque insignia de la marca durante más de treinta años.
Pero ante la fuerte competencia de Harley-Davidson, la Segunda Guerra Mundial y una sucesión de dueños indignos, modelos desacertados y devastadores problemas financieros, la compañía se desintegró en forma fulminante
Y cuando decayó la marea, lejos de regresar la calma llego cual tsunami el resurgimiento económico del Japón, de donde provinieron las aguas que barrieron con la industria de la motocicleta continental.
Yamaha es ahora uno de los cuatro grandes, y el mayor fabricante mundial neto de motocicletas. Y la XVZ 1300A Royal Star uno de sus principales lanzamientos para 1996 en su línea de grandes cruceros, cuyo clarísimo objetivo principal no es otro que el mercado americano y la lucha por un espacio en las rutas y en las mentes que ahora gustan de la Shadow ACE de Honda, la Suzuki Intruder, la Kawasaki Vulcan y, por supuesto, los diseños retro originales de Harley-Davidson.
Ahora deja que tus ojos contemplen detenidamente y a la distancia los grandes y redondeados, muy redondeados, guardabarros…
¿Podrían el original y el de la Royal Star ser más diferentes, pero a la vez más similares?
El renacimiento de un líderEl supercrucero, que es el segmento del marcado en el que se ha de ubicar a estos monstruos largos y masivos de metal que son Chieff o la Royal Star. Que presumen de no estar hechos para recorrer distancias ridículas de menos de diez kilómetros para ir a la oficina. Suele ser imitado por ciertos modelos en escala, que denominaré seudo cruceros y motos de calle. Pero no es el caso: Gigantes como la Chieff o la Royal Star requieren de pilotos de la misma categoría, en la mente y el cuerpo y de carreteras despejadas y libres como la promesa cómplice de un amante. Eso, al menos, es lo que justifica las dimensiones puras que ostentan.
El Gran Jefe Toro Sentado pesa 245 Kg., y se extiende unos buenos seis pies de largo hasta el final.
Su inmensidad Royal Star, tiene los músculos necesarios para soportar la carga de la intervención de cinco décadas de la humanidad en su ser, y la aguja de la balanza lo muestra claramente al detenerse en la escala justo cuando esta marca un tercio de tonelada. Asimismo emite un amplio bostezo 1.650 mm entre ejes.
Dado que las pinceladas de nostalgia son fáciles de rastrear en un proyecto de diseño, y que los seres humanos aún tienen dos brazos, dos piernas y un trasero al que mimar, ambas motocicletas tienen esencialmente la misma ergonomía, y por tanto la misma base estructural: Un amplio manubrio, inclinado sobre un tanque de combustible de tamaño elefantiásico, sobre el que reposa un velocímetro del tamaño de un reloj de pared. Asientos bajos y suaves como la felpa, grandes plataformas reposapiés extendidas hacia delante y un tipo de motor característico:
La ley del CruiserLa ley ordena que cualquier motor Cruiser deba ser, ante todo, de un andar sereno y relajado. El viaje es el destino, ya ves.
Entonces, ¿Qué hace falta para alcanzar el equivalente mecánico al idilio de estar recostado en una hamaca bajo una puesta de sol en traje de baño y con una piña colada helada por compañía?:
Primero, un gran cubicaje:Cuanto mayor sea la cilindrada, menos la cantidad de revoluciones, la tensión y vibración a alta velocidad, y por consiguiente menor la fatiga luego de horas y horas a velocidades de crucero.
La Chef alberga el retumbo de 1200 CC de vacío, mientras que el Royal Star se atiene a una fórmula similar con un total 1300 CC de inhalación.
Segundo, el par: Y por supuesto en la configuración de cilindros que más lo favorece: la V. Así es que tenemos un bicilíndrico en V para el Indian, que parece emitir eructos a través de su único y delgado silenciador y conforman, al cubo en la Yamaha, un gran V4, que trasmite desde sus entrañas la nota áspera y profunda de un cuarteto de tambores tremolantes.
El carácter deportivo consistente en la capacidad de desarrollar altos caballajes está ausente en estas motocicletas. La potencia máxima de 40 y 74 Hp respectivamente que estas maquinas son capaces de brindar dan testimonio de ello y juegan a favor de la elasticidad del motor, su sonido y la respuesta a bajas vueltas de los mismos
El veterano de la guerra brinda un puñetazo de par motor, pero el joven muchacho genera unos tremendos y suaves 11,6 kgm a 3500 rpm de torque.
En realidad, montar a estos mastodontes, sin embargo, derrumba toda noción de similitud y choca con la crueldad que lo haría una hoja en una trituradora de papel y cada nervio del cuerpo debe luchar a destajo para hacer frente a los cambios de paradigmas de las palancas de control.
En la Chieff debes presionar una y otra vez con toda tu voluntad la palanca de arranque para volver a la vida al aleteado motor.
El acelerador se encuentra en la mano izquierda y para colmo no tiene retorno por resorte y el pie izquierdo se encuentra sumamente atareado, accionando las seis posiciones del embrague.
Un clic de la palanca de cambio - como en los autos - que está en el lado derecho del tanque de nafta, para poner primera. Luego un movimiento delicado del pie izquierdo, y ya estás montando toda suerte de sonidos mecánicos estridentes que surgen por lo bajo. El jefe indio (Indian Chieff) está en pie de guerra otra vez, llevándote en su asiento monoplaza, que aunque bajo, genera la sensación de estar en lo alto de una torre de mando a la que no pueden acceder seres inferiores.
Esa sensación provoca que pasen a ser cuestiones menores lo rudo de su andar, aliviado en parte por el émbolo de la suspensión trasera y un asiento de muelles, y que la dificultad notable que presenta mover la dura dirección, queden relegados en pequeños espacios sombríos dentro de la mansión de nuestros pensamientos.
Después de todo, estás compartiendo la misma posición ventajosa y señorial de aquellos héroes de la post guerra, inmersos en sus retiros honorables, casas de campo y los codos engrasados los domingos en sus Indian.
A continuación, te sacudes el polvo de los siglos y te hundes en el asiento esponjoso de la Royal Star.
Ahora los dedos de la mano izquierda se ocupan de la leva de embrague y el pie del mismo lado se encuentra deslizando una gruesa palanca a través de cinco cambios,
El brazo derecho a vuelto a adonde pertenece: al mando de las fuerzas de retardo. Cuanta familiaridad!:
La suavidad del arranque eléctrico, un crujido ronco al colocar primera, y la forma en que Yamaha se lanza hacia adelante, uno se pregunta cómo es posible que nuestro sillón favorito de pronto parece haberse combinado con el equipo de música y un secador de pelo y no impulsa hacia delante como en un sueño increible.
La Star pesa un montón y algo más, no hay duda sobre eso, pero sólo solo se notan al realizar curvas o zigzags pronunciados a baja velocidad. En movimiento, el peso desaparece como por arte de magia, dejó atrás una estela mientras borbotea hacia unos tranquilos 180 km / h .Un parabrisas de viaje mantendría el viento de sus causes y nos permitirá respirar, pero nada puede ya empañar la sonrisa de la colonización de mis mejillas al subirme por primera vez a esta maquina.
El traje nuevo del emperador Siempre insatisfecho, el hombre tiene que tener algo que mostrar luego de medio siglo de progreso industrial y avances tecnológicos.
Y la Chieff luce, militarmente hablando, como un simple mortero en comparación con el arsenal antiaéreo de artilugios mecánicos de la Star:
La varilla de accionamiento simple, que movían las cuatro válvulas laterales de la Indian, dan paso ahora a un doble árbol de levas y a 16 válvulas que se deslizan con la suavidad de la seda en la Royal. La refrigeración por aire sucumbe ante los grados centígrados estrictos impuestos por la refrigeración liquida. El freno delantero de tambor simple se adhiere ahora a la potencia de dos discos dobles 298 mm y a un único rotor de popa de 320 mm, en aras al mejor manejo de las inercias.
Para suplir a las horquillas Springer han llegado dos altísimos robles telescópicos. Los neumáticos han ampliado considerablemente su carrera (150 ahora adelante y atrás) y la fuerza implorante de una cadena ha sido sustituida por la urgencia inmediata de un cardan
Tecnología de trasatlántico, lista, incansable, sedienta de mover a la raza humana en un sentido todavía indefinido y amplio
Pero, por un momento, dejemos de lado las dos generaciones de refinamiento y optimización de combustión que separan a estas dos maquinas. Mira en tu interior. Siente como al arrancar la Royal Star surge a gritos eso que se llama libertad, esa necesidad de dejar atrás todo lo que nos ata y nos impide ir en busca de nuestros sueños y anhelos.
Se vivieron hace cincuenta años en el seno de su venerable antepasado, también. Con tanta inquietud como hoy lo hacen en la Royal
Mientras que arda esa llama, es que existirán las cruceros - ya sea una Indian Chieff o una Royal Star - al verlas reconocerás al instante, en estas bestias en pleno auge, el mismo eterno fuego interior dándoles vida.
Fuente: Revista bsmotoring, 16-2-2002:
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